Muchas personas de mediana edad tienen ganas de estudiar aquella carrera universitaria que les quedó pendiente y creen que es una locura hacerlo. Sienten que ya están maduros para ir a una universidad y que no tendrán la capacidad de memorizar los contenidos o dedicarle tiempo al estudio.
Sin embargo, en el mundo universitario, se reconoce ampliamente que los alumnos adultos, a diferencia de los jóvenes, muchas veces tienen un rendimiento superior.
Debido al capital cultural que tienen acumulado, a la necesidad de no perder el tiempo y el nivel de comprensión y memoria desarrollados, en muchos casos, nivelan o superan a los más jóvenes, quienes a lo mejor no tienen una formación cultural similar, o su nivel de atención es diferente. La juventud tiene otras prioridades diferentes a las del adulto. Los jóvenes quizás se reparten su tiempo entre el estudio, los viajes, la música, las salidas con amigos, los deportes.
En todas las universidades vemos a señoras mayores cursando materias, ya madres de familia, que son excelentes alumnas. Hay adultos que no pudieron estudiar antes o tienen como asignatura pendiente estudiar determinada carrera, y lo toman con más responsabilidad.
¿Qué hay que tener en cuenta
como alumno adulto, al plantearse la necesidad de terminar
esa asingatura pendiente, que es la universidad? Muy sencillo:
# Enrolarse en una universidad cercana, ya que la energía
encesaria para trasladarse no es la misma que de joven.
# Asistir a la mayor cantidad de clases posibles, evitar los ausentes para poder recuperar de a poco el ritmo de lo que era el estudio.
# Vencer la timidez y las brechas generacionales a la hora de formar equipos de trabajo. Estar a disposicíón del grupo. Muchos alumnos adultos son muy preciados por los equipos de trabajo porque aportan una riqueza cultural que los más jóvenes no poseen.
# Tenerse más paciencia que el resto de los estudiantes tiene consigo mismo. La pérdida de ritmo del estudio hace que le debamos dedica más tiempo que los demás.
# Los esfuerzos y horarios de estudio, seguramente, no serán los mismos que los de un joven. Respeta los horarios que tu cuerpo y tus responsabilidades te permitan. Recuerda que, si bien tu ritmo de estudio es más lento, nadie te apura a que termines ya tu carrera. Disfruta el momento.
# Un tropezón no es caída. Si bien los aplazos o la desaprobación de un examen o asignatura son posibles, no bajar los brazos y seguir insistiendo.La persistencia es algo que, a cierta altura de la vida, debiéramos todos de conocer.