Una Buena Ortografía. No es novedad que cada vez más, a los niños y también a los adultos, les resulte difícil comunicarse correctamente por escrito. ¿El motivo? Los errores de ortografía, una mala puntuación, la falta de acentos. Una buena ortografía, Es que escribir bien, más allá de que se trata de una convención social, si se pasa por alto, dificulta la comprensión de la lectura y, en definitiva, la comunicación.
Durante la educación básica, la escuela tiene la responsabilidad de enseñar una buena ortografía la escritura correcta de una lengua. Tampoco es cuestión de memorizar reglas sin reflexionar acerca de la incorporación de esos conocimientos. Inútil tarea, claro, si como señala Ana María Kaufman la mayor parte del léxico en español no tiene una buena ortografía que responda a reglas que se puedan generalizar en otros casos. ¿De qué sirve entonces?
Clarín consultó diversas fuentes organismos gubernamentales, especialistas en educación y departamentos de lengua de editoriales, que acordaron: Una buena ortografía es sólo una porción de la escritura. Y coincidieron en que mejorar esa escritura corresponde a toda la comunidad educativa y no sólo al área de Lengua.
Sin embargo, desde Domingo Faustino Sarmiento quien escribió un libro dedicado al tema hay quienes piensan distinto. Allí, el maestro sanjuanino convenía en que había que simplificar el vocabulario para que los alumnos tuvieran menos reglas que memorizar en el aprendizaje de la escritura. Suponía que eliminando la letra ñ o la h, facilitaría esa posibilidad.
Pero Sarmiento no fue el único que tuvo esas ideas. El poeta español Juan Ramón Jiménez decía lo mismo: "¿Por qué no eliminar la g y reemplazarla de ahora y para siempre por la j?". La que recopila las anécdotas es la doctora en Educación Silvina Gvirtz que se entusiasma con escribir un libro sobre el tema, un poco para desdramatizar estas falencias y también para recordar el dolor de cabeza que sufren muchos docentes a la hora de leer a sus alumnos, corrigiendo s por z y b por v.
"La mala ortografía es un factor de exclusión social. Si una persona escribe con faltas un currículum vitae, jugará en contra cuando se presente a un puesto de trabajo", explica Griselda Gandolfi, coordinadora de Lengua en Editorial Santillana. Una buena ortografía "Pero, escribir bien agrega es bastante más que tener una buena ortografía: lograr decir con las palabras exactas lo que pensamos es siempre más importante, aunque el error de ortografía sea más visible".
En eso coincide Pilar Gaspar, de la Dirección Nacional de Gestión Curricular y Formación Docente del Ministerio de Educación. Asegura que escribir bien va más allá de la normativa correcta e involucra poder escribir textos adecuados a las necesidades de lo que uno tiene por hacer (una carta, un reclamo, una narración), ajustarse a ciertas normas propias de esos géneros.
Gaspar también se corre al otro lado, a los ojos del lector, y asegura que es muy difícil leer textos con errores, porque requiere un trabajo extra, un esfuerzo de concentración, de palabra por palabra: "Los lectores expertos no realizamos esa tarea, sólo hacemos algunas fijaciones".
"Se trata de democratizar el uso de la lengua escrita", dice Susana Aimé, jefa de Publicaciones de Ediciones SM y profesora de Expresión Oral y Escrita. Y dice que las normas no están definidas para siempre. "Los agentes que generan el cambio agrega son tanto las instituciones como los hablantes. Conocer la norma que rige a una lengua en determinado contexto implica conocer los usos correctos en ese período".
Una buena ortografía no es una cuestión innata, sino que debe adquirirse como cualquier saber: nunca es tarde para aprender estas reglas, siempre con un diccionario a mano y la contribución en la que también coinciden los especialistas de la lectura. "No hay investigaciones que nieguen esta idea, que a más lectura mas que una buena ortografía", dice Gaspar. Gandolfi refuerza: "El mejor modo de trabajar la ortografía es a partir de la lectura: reparar y reflexionar en el vocabulario que surge de esa lectura".
Si las faltas de ortografía se asocian entonces con el fracaso de la enseñanza, escuchando los testimonios de los alumnos también se desprende que la mayor parte de las veces opera la sanción en lugar del aprendizaje conjunto. Entre las metodologías propuestas, Gandolfi subraya que hay que crear, progresivamente, una conciencia del error, trabajando en todos los ciclos de EGB.
"El conocimiento de la regla no garantiza una buena ortografía: hay que trabajar permanentemente en el aula", concluye. "En la escuela, la ortografía es un tema importante de enseñar, no sólo en el área de lengua sino en toda la institución. Y esto no tiene que ver con la sanción, sino con un trabajo de los docentes para llamar la atención sobre las palabras".